jueves, 24 de junio de 2010

¿Y quién define qué es autorregulación?

Congresista por casualidad y controvertido broadcaster limeño, Ricardo Belmont Cassinelli ha alborotado el gallinero político y periodístico esta semana, con su propuesta sobre sanción penal para editores, gerentes y directores que difunden pornografía en los medios de comunicación.

La iniciativa ha caído tan mal entre los directivos de los diarios, radios y estaciones de televisión que el Consejo de la Prensa Peruana –el gremio de propietarios de los medios de comunicación— no demoró en emitir un pronunciamiento para zanjar posiciones respecto a este espinoso tema. (http://www.consejoprensaperuana.org.pe/tempo/detnoticia.php?item=MTMy)

Inquinas y simpatías aparte, el mérito de RBC es haber puesto en agenda, una vez más, el viejo debate sobre el papel de los medios de comunicación y los riesgos de una hasta hoy no comprobada influencia negativa directa en las actitudes y las conductas de las audiencias.

Desde el martes, con cierta razón, los críticos del proyecto comenzaron a hablar de mordaza, de intervención en los medios, de amenaza contra la libertad de expresión, de censura (http://peru21.pe/noticia/499412/vitocho-proyecto-afecta-libertad-prensa). Y con gran insistencia, han formulado una pregunta en tono iracundo: Si se llegara a aprobar esta ley, ¿quién definirá lo que es obscenidad?

El gremio periodístico rechaza la idea de la sanción penal. Pasarse hasta seis años tras las rejas por una calata es algo que nadie quisiera en el certificado de antecedentes penitenciarios. Y, a cambio, periodistas y propietarios levantan el argumento de la autorregulación.

Surge aquí una observación pertinente. Así como es válido que la prensa se pregunte quién decidirá qué es pornográfico y obsceno, resulta completamente comprensible que la ciudadanía se pregunte: ¿Y quién define qué es autorregulación?

No del todo libres de ingenuidad, algunos periodistas creen que la autorregulación se logrará con ayuda de los anunciantes. Como si la lógica del mercadeo pudiera desprenderse, aunque sea en forma temporal, de la dictadura del rating, los estudios de audiencia y los índices de lectoría.

Otros piensan que la autorregulación debería ser un proceso acompañado por la sociedad civil, por medio de observatorios o veedurías ciudadanas (http://www.veeduria.org.pe/) investidas de suficiente autoridad simbólica como para subir o bajar pulgares, según los contenidos de los medios sean apropiados o nocivos.

En cualquier caso, este es un tema que merece un debate mucho más amplio, honesto, en el cual se considere también la dimensión tecnológica del asunto de la comunicación. No perdamos de vista que una “malcriada” sin vestiduras está ahora apenas a un clic de distancia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tienes razón porque muchas veces bajo el argumento de la "libertad de prensa" muchos pseudo periodistas enlodan y difaman a diestra y siniestra.

Si hablamos de pornografía y sexo explicito, también puede valer la "autoregulación", un hombre o mujer "hermosa" no merecería un papel de "tapada", pero por Dios...bodríos como "Chuculum" y otras "revistas" ¿son prensa?